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Toxina botulínica: ¿cuándo es conveniente elegir este tratamiento?

BEAUTY DERM | marzo 27, 2023

La toxina botulínica es una popular alternativa para tratar arrugas faciales. Se aplica en forma de inyectable sobre puntos específicos de la piel para relajar las fibras musculares y disminuir así su potencia de contracción.

Este tratamiento de medicina estética es utilizado, además, para prevenir la formación de nuevas arrugas y combatir signos del envejecimiento de la piel. Comúnmente se aplica sobre el tercio superior, el entrecejo, el área de la sonrisa gingival, patas de gallo, mentón y cuello.

Entre sus variadas ventajas, la toxina botulínica se distingue por ser un tratamiento no quirúrgico y prácticamente indoloro. Puede realizarse en cualquier momento del año y sus efectos se extienden entre cuatro y seis meses.

Dado que se trata de un procedimiento de efectos temporales es aconsejable repetirlo en forma periódica para sostener en el tiempo los resultados alcanzados, por supuesto bajo el asesoramiento del médico profesional.

Aplicación de toxina botulínica para tratar arrugas faciales y líneas de expresión

La aplicación inyectable de toxina botulínica actúa disminuyendo la presencia de arrugas dinámicas. Estas se generan por contracción de los músculos del rostro, por ejemplo cuando sonreímos o entrecerramos los ojos. 

También podemos encontrarnos con líneas faciales alrededor de los labios, cejas y en la frente o bien, en la esquina de los párpados, con las conocidas patas de gallo. Si bien las arrugas dinámicas son parte natural de nuestro rostro, con el paso del tiempo es normal que estas se profundicen y se vuelvan más visibles. En este caso, quien desee tratarlas puede optar por la aplicación de toxina botulínica para contrarrestar tales efectos.

Los primeros signos de envejecimiento de la piel suelen concentrarse alrededor de los ojos, las mejillas, la frente y los labios. Estas son, por lo tanto, las principales áreas tratadas con toxina botulínica para reducir y prevenir arrugas.

Otros usos de la toxina botulínica

1) Bruxismo

Hablamos de bruxismo cuando nos encontramos con un paciente que tiende a rechinar y apretar de forma involuntaria los dientes, sobre todo por la noche. Esta acción puede generar diferentes molestias, como dolor de mandíbula, cuello y cabeza.

Con la aplicación de toxina botulínica en el músculo masetero del rostro es posible combatir estas molestias e inhibir su contracción excesiva. Este tratamiento es especialmente recomendable en personas con músculo masetero hipertónico, cuya contracción es casi permanente. 

Su aplicación, además, permite reducir la tensión y mejorar de forma significativa el descanso, contribuyendo al bienestar general del paciente. 

2) Hiperhidrosis

Un segundo uso médico de la toxina botulínica es en el tratamiento para la hiperhidrosis, particularmente en palmas y axilas. Su acción, en efecto, bloquea la transmisión nerviosa en la unión neuromuscular reduciendo la producción de sudoración.

Hablamos de hiperhidrosis cuando la sudoración se vuelve excesiva y no se ajusta a la temperatura real. Este síntoma es muy común en adolescentes y adultos jóvenes y suele tratarse, en principio, con antitranspirantes y medicamentos orales. 

En casos donde esta opción no da los resultados esperados la aplicación de toxina botulínica suele ser la mejor solución. Además, permite optar por un paso intermedio previo a opciones quirúrgicas más invasivas.

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¡Contactanos y te asesoramos de forma personalizada, para encontrar el tratamiento con toxina botulínica que mejor se ajuste a tus necesidades!

Nota recomendada: Limpieza profunda, ¿qué incluye este tratamiento facial integral?

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